lunes, 11 de mayo de 2009

Paulinadas

IX Maius 2761 Ab Urbe Condita

De Diario de Avisos de hoy:

Paulinadas
JUAN HENRÍQUEZ


Déjate de mariconadas! Es una frase popular, cada vez menos utilizada por aquello de las connotaciones sexistas, con la que pretendemos decirle a nuestro interlocutor que se deje de tonterías y chorradas, que no diga estupideces. Lo mismo, pero cuando se refiere a don Paulino Rivero: ¡déjate de paulinadas! Puede que mi amigo tenga razón y sea el presidente más romero que haya pasado por la plaza de los Patos, o donde esté ahora la sede presidencial, ¡ahora!, a dislates, desatinos y sandeces, no hay quien le gane.

Él es en sí mismo una contradicción personificada: conservador y capitalista, a pesar de la miseria (entiéndase familia pobre y humilde) de sus orígenes. En mi veredicto final seré despiadado con el personaje. A veces tengo la sensación de que en determinados círculos sociales, económicos y conservadores lo utilizan de bufón del reino, al que sólo le falta el gorro de picos con cascabeles. Lo digo porque algunas de sus "prodigiosas" frases o planteamientos, dan ganas de llorar, pero de risa. Las dos últimas son de pena. Aquella de que "hay un sobre por debajo de la mesa", en referencia a la financiación estatal de las autonomías, es para llevarla a la Fiscalía Anticorrupción. ¿Y qué me dicen de lo de la reforma laboral a través de permitir acuerdos en el ámbito de las empresas al margen de los convenios colectivos?; ¡oiga!, ni Lech Walesa. Ambas lindezas salieron de esa boquita ligeramente arqueada y hechicera del presidente del Gobierno canario, don Paulino Rivero, en el Foro Cinco Días organizado por el Banco Santander en el Auditorio de Tenerife, a mitad de la pasada semana. No sé por qué, pero a mí me parece que a don Paulino le jugó una mala pasada la conciencia. Daría lo que fuera por saber lo que estaba pensando el presidente en el momento de poner el ejemplo del sobre por debajo de la mesa. Ironías a un lado, el hombre tampoco dijo nada fuera de lo común, para qué nos vamos a engañar. ¡Hombre!, sí me lo pagas con dinero negro, del diez; que suelen decirse los presidentes cuando negocian gobiernos de distinto rango.

También se aplica la picaresca a la hora de otorgar las subvenciones públicas: ¡te doy una parte legal, según expediente, y la otra por debajo de la mesa! La duda es: ¿el dinero extraoficial del que habla el presidente, el que preside lo de por aquí, digo, es en efectivo o en cuenta corriente personal? Pensándolo bien, a lo mejor en el momento de la susodicha frase estaba el presidente pensando en las elecciones europeas, aunque no lo creo porque es una campaña de bajo coste. Disculpen por esta maldad, dirigida en exclusiva para lectores superdotados... intelectualmente, sobre todo, con muy mala leche. Y como al nativo de El Sauzal le pareció que la gente se estaba aburriendo en el hemiciclo con pico de águila, entonces cambió de tema. En esta ocasión habló de lo que más sabe, del mundo del trabajo, de las relaciones laborales, de recursos humanos, sindicalismo puro y duro. Que la cosa está muy mal, que el paro nos come por las patas para arriba, que hay que favorecer el empleo mediante "acuerdos entre empresas y trabajadores", ¡todo un genio!, eso sí, "en el ámbito de cada empresa, sin tener que depender de los convenios provinciales, regionales o nacionales". ¡Toma coño!, ¿no estaban buscando un sustituto para Cándido Méndez en la UGT ? Es una broma, no le deseo mal alguno a los ugetistas. ¿Pero es posible que en la primera década del siglo XXI, milenio III, se puedan decir esta jartada de engendros verbales elevados a la máxima potencia? ¿Piensa usted que es difícil encontrar entre nosotros un ejemplar peor que el primer mandatario canario?, pues siento decirle que se equivoca. Anda por ahí suelto un facha columnista, autor de fotonovelas, que ha desnudado su fascismo antisindical, en particular contra la UGT. En otro momento nos ocuparemos del periodista de las mil caras. De todas maneras aprovecho el viaje para incluirlo en mi personal miscelánea sobre las paulinadas: ¡frente a la traición me defiendo, pero odio a muerte al traidor!

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